lunes, 8 de junio de 2009

Reloj

Tic-tac-tic-tac,
con ese incesante ruido no puedo descansar,
tic-tac-tic-tac,
con ese molesto ruido no puedo ni pensar,

me parezco al capitan garfio,
que del tiempo queria escapar

que molesto sera,
pasar el resto de mi vida
escuchando ese tic-tac
que me recuerda cada segundo,
que un segundo mas pasara,

tic-tac sueños rotos
tic-tac sueños perdidos
tic-tac hasta el final
sabiendo que cuando no lo escuche
de nada me tendre que preocupar.

tic-tac eso no me calma
tic-tac eso me enfurece mas.
tic-tac ¿por que no cesara?
tic-tac-tic-tac-tic...

domingo, 7 de junio de 2009

El viejo Baudelaire I

Lo que viene a continuación esta sacado de un poema de Baudelaire titulado "El viaje", me gusta mucho y quería compartirlo, dice así:

VIII

Oh, Muerte, vieja capitana, ¡es la hora!, ¡levemos el ancla!
Nos aburre esta tierra, ¡oh Muerte! ¡Aparejemos!
Si el cielo y el mar son negros cual la tinta,
¡nuestros corazones tú sabes que están llenos de rayos!

¡Derrama tu veneno y que él nos reconforte!
Hasta tal punto el fuego nuestros cerebros quema,
que queremos rodar al fondo del abismo, ¿qué importa Infierno o Cielo?
¡al fondo de lo Desconocido para encontrar lo nuevo!

sábado, 6 de junio de 2009

El Gambito de Termopilas (o como sobrevivir a la soledad)

Que grande es la historia y que triste es repetirla una y otra vez, supongo que la mayoria de las personas que esteís leyendo esto sabreís que fue la batalla de las Termopilas y lo que represento, incluso alguno sabra decir que significa realmente un gambito, para los que no sepa ni una ni otra cosa, resumire, la batalla de las Temopilas, tuvo lugar en la antigua grecia, donde un grupo de trescientos espartanos se enfrentaron a un millón de persas (un poco exagerado, no me imagino en aquella epoca a un millon de personas juntas, pero en fin, eso es lo que se dice), por supuesto los trescientos espartanos murieron, pero dieron un valiosisimo tiempo (y esperanza)al resto de polis griegas, para prepararse para la batalla. Un gambito es un truco, en ajedrez por ejemplo seria dejarse comer un peón, para comer una pieza mas valiosa o hacer un movimiento clave, con esto explicado viene la historia.
Se podía decir que esto trata de como vivir, pero no es cierto, sería más acorde decír que trata sobre como sobrevivir, o al menos como lo intento hacer yo, ya sabeís un estupido y amargado relato de alguién contando sus penas, así que si no os interesa, podeís ir clicando otra dirección, a mi me da igual.
La soledad a marcado mi vida, siempre he perdido cosas que he amado, personas importantes, gente que se ha ido marchando o simplemente me han decepcionado, yo encajaba los golpes, resistía contra ese ejercito, pero realmente era una farsa, tan solo lo dejaba pasar, como pasa el agua atraves de una grieta, tan solo continuaba, ahora en cambio es distinto, o tal vez lo soy yo, cuando mi madre murio mi mundo se vino abajo, no por su muerte, sino por mi manera de ser y porque nadie me ayudo realmente, (es egoista decirlo, lo se pero yo era un adolescente y mi educación o al menos la educación que mis padres me habían inculcado me hizó reaccionar así) mi hermana se caso y se marcho, mi hermano se fue a canarias con su novia y su hijo y me encontre solo, bueno solo no, me encontre viviendo con un total desconocido, mi padre, un hombre que se levantaba a las 8:00 y que no volvía a casa hasta las 22:00, un hombre autoritario, triste y tan perdido como yo, ahora lo se, pero en aquel entonces...
Ahí comenzo mi largo descenso a los infiernos, y he de decir que el camino al infierno es una espiral descendente, pero yo ponía buena cara, una sonrisa y algun chiste socarrón y continuaba hacía delante como si nada, bueno hacía lo que yo creía que era delante, pero que en realidad consistía en no evolucionar, estancarme durante muuuuucho tiempo y dejarme llevar.
Por así decirlo, soy como soy porque no he sabido hacerlo mejor, supongo que debía haber pedido ayuda, pero ¿a quién?.
Años despues, cuando ya me había ido de casa de mi padre con mi hermano (al que tanto le debo) seguía por un camino parecido, podria estar destrozado por dentro, pero lo ocultaba con alguna gracia, de hecho cuanto peor estaba mas gracioso era, ese debía ser mi superpoder, transformar mi tristeza y amargura en un chiste.
Por lo menos en aquel entonces podía contar con algo más de estabilidad y con un nutrido grupo de amigos, que debido a su lealtad y a mi falta de unas autenticas raices los consideraba hermanos.

- CONTINUARA -

miércoles, 18 de febrero de 2009

El Espejo

este relato fue el primer y unico escrito que ma ha sido publicado, espero que los disfruteis... y lo leais, que luego os quejais de que no pongo na.


El Espejo


Una gota de sudor resbaló por su nuca hasta perderse por la espalda, las letras del libro que sostenía a duras penas en sus manos comenzaban a hacerse borrosas, no recordaba cuantas veces había leído la misma línea.
El calor era asfixiante y estaba agotada, pero lo peor era que comenzaba a dolerle la cabeza, sus párpados se cerraban y se rindió a lo evidente, se recostó en la cama donde estaba leyendo y se relajo, dejando que la novela se le escurriese entre los dedos y fuese a parar al suelo.
Respiraba tranquila mientras la tarde y con ella el calor sofocante pasaban, no podía soñar, el calor parecía impedírselo, se dio la vuelta apartando de sí las sabanas empapadas en sudor, se giró de nuevo como hacía siempre antes de despertar, en ese momento entre dormida y despierta, lo vio, al principio lejos e intangible, pero poco a poco más cerca, era él, aunque a la vez no, aquel cuerpo pertenecían a un hombre mayor que la sonreía, pero sabía quién era, había quedado con él esa misma noche, aunque extrañamente aquel hombre le resultaba familiar, aunque no pudo reconocerlo.
Abrió los ojos, se sentía pesada y aturdida, aunque por lo menos el dolor de cabeza había pasado, se incorporo para desperezarse, descubrió toda su piel cubierta por una fina capa de sudor, no podía recordar ningún otro Junio tan caluroso, “pero bueno” pensó, “acaso no son todos los Junios calurosos”. Miro a su alrededor, la habitación estaba en penumbra, aunque podía avanzar sin tropezar, conocía cada rincón de su casa, de todas maneras, era una casa pequeña, una habitación, un baño y un salón con cocina americana, pero era lo único que podía permitirse, aunque le encantaba de la zona, con ese toque bohemio y canalla, que todos buscaban en la capital, a demás estaba cerca del trabajo y de la facultad.




Su madre le pidió que compartiera piso, pero a ella no le apetecía, le gustaba vivir así, a su aire, en ocasiones algunos amigos se quedaban a dormir, a veces incluso amigas, vivía al fin su vida, lejos de aquel pueblo donde las minas cerraron y las fabricas huyeron. Lo peor de aquella época, no era la falta de dinero, sino que su casa siempre le pareció mucho más asfixiante que la mina en la que su padre perdió la vida.
Cerro los ojos para intentar apartar aquel triste pensamiento de su cabeza, pero de nuevo la inundo, como si todo hubiera pasado ayer.
Faltaban dos semanas para su décimo cumpleaños y su abuelo le estaba contando historias sobre la mina, apenas rondaba los cincuenta y ocho, pero aparentaba muchos más, con aquel escaso pelo blanco y sus ojos escondidos tras unas gruesas gafas, caminaba encorvado como si llevara una pesada carga; se había jubilado unos años atrás y desde aquel día no se separo de su pañuelo, que teñía de rojo de vez en cuando al toser. Su madre los escuchaba desde la cocina mientras preparaba la comida, fue extraño, pero mientras su abuelo le explicaba: “no hay mayor peligro para un minero que el gas, porque no avisa cuando ataca...”, giro la cabeza y miro al teléfono, que de repente sonó con aquel incesante campanilleo, su madre lo cogió de inmediato, su abuelo tosió llevándose el pañuelo a la boca, ella lo miró, lo siguiente que escucho fue el auricular cayendo al suelo.
Se sentó en la cama, mientras se pasaba el largo y rizado cabello castaño por encima del hombro derecho, se abrazo las piernas y pensó en lo poco que había conocido a su padre.
Una gota de sudor le recorrió el cuello, tomando velocidad hasta llegar a la clavícula, donde se detuvo unos instantes ya sin fuerza, hasta que otra gota le dio velocidad escurriéndose por su
su pecho, hacía mucho calor y aún no había empezado el verano, que lo hacía aquella misma noche, le pareció escuchar a su abuelo diciendo: “en la mina te cueces, hace tanto calor que el sudor se evapora”, “quizá esto se parezca a la mina” pensó.
Agobiada por el calor, buscó algo con lo que abanicarse, pero salvo la novela no encontró otra cosa, lastima que fuera tan pesada, se quitó la camiseta empapada en sudor y fue hacía la cocina a por un vaso de agua.
- No hay mayor libertad que andar desnuda por tu casa, si no viviera sola no podría hacerlo.- dijo como si hablara con alguien.
En el salón se topo con la radio y la encendió, sonaba “Soldadito marinero” de Fito y los Fitipaldis, sonrió, le gustaba aquella canción, sobre todo cuando decía, “...hay que ver que puntería, no te arrimas a una buena...”, comenzó a canturrearla mientras dejaba correr el agua, pensó en coger un vaso, pero desechó la idea al recordar que tendría que lavarlo, se inclino para beber directamente del grifo, el agua estaba tibia todavía, la dejo correr un poco más lamentando que al comer no hubiera metido la botella en el frigorífico, se agacho nuevamente y bebió, el agua mojaba su mejilla y se escurría por la mandíbula, mojando también su cuello y su castaño cabello.
Lejos de su cocina-salón, de su pequeña casa y de su bohemio barrio sonaron las campanas de una vieja iglesia, que cesaron al décimo primer tañido. Giró la cabeza hacía la ventana, como si entre las cortinas, la persiana y los edificios que tenía por en medio, pudiera ver el campanario de la vieja iglesia.
Recordó la cita de aquella noche, con aquel chico que aparecía en su sueño, todavía no se había quedado a dormir, pero le gustaba, con aquella hermosa sonrisa y su aire despistado, tenía unos grandes ojos marrones igual que la madera vieja con unas largas pestañas, pero lo que más le atraía de él era ese aura de misterio que lo rodeaba. La convenció para ir a una de las muchas fiestas que se celebrarían aquella noche en honor de San Juan, con hogueras, bebida y algún pintoresco personaje haciendo de brujo Celta.
Decidió cenar algo, mientras recordaba como la había convencido.
- Iremos a un parque, van todos los de Arte.- sabía perfectamente lo que eso significaba, gente haciendo malabares, jugando al Diávolo o haciendo bailar las Cariocas, aquellas cuerdas con bolas al final que se giraban en el aire, también estarían jugando con aquella pequeña pelota de tela, que vendían en los puestos, habría músicos, sobre todo percusionistas, pero también guitarristas y claro no faltarían las hogueras, que los más atrevidos primero y los borrachos después intentarían saltar.
Termino de cenar cuando en la radio comenzaron a oírse pitidos, palideció, había quedado a las doce y cuarto, si eran las doce no le daría tiempo, afortunadamente, la voz de la locutora anunció que acababan de llegar a las once y media, respiró aliviada, comenzó a cantar escuchando la radio mientras caminaba hacía el baño.
Se quitó el pantalón corto que llevaba y se metió en la ducha, en un alarde de valor abrió el agua fría, empapando su cuerpo y su cabello con la refrescante agua , mientras se enjabonaba comenzó a recordar casi sin querer, la historia que él había contado por la mañana, intento apartar aquel recuerdo, pero no pudo.
-En la noche de San Juan – comenzó a decir – dicen que si te bañas antes de la media noche y te colocas desnudo de espaldas a un espejo, con la única luz de una vela y te vuelves cuando suenan las
doce campanadas de media noche, ves el día de tu muerte.-
Dejo de enjabonarse, sentía que el vello de su piel se erizaba,




un escalofrío recorrió su cuerpo y sonrió al pensar “tal vez, no fuera tan mala idea vivir con alguien”, mientras en la radio sonaba “Maldito Duende” de Héroes del Silencio.
Salió de la ducha, evitando el espejo, estaba nerviosa, “estúpido” pensó “no se podía guardar sus historias para él”, miró de reojo al espejo y se vio a sí misma mirándose de reojo con una toalla naranja anudada al pecho.
- Soy idiota - se dijo – nada de eso es verdad.- abrió un cajón, sacando una vela del interior, la encendió, su corazón latía más deprisa de lo normal, mientras su mano se dirigía al interruptor, en el mismo instante en que apago la luz cerró los ojos, un sudor frío la recorrió entera, sentía una presión en el pecho que jamás había sentido, lentamente comenzó a abrir los ojos, en el espejo se vio a si misma abriendo los ojos lentamente, rió al principió bajo, pero después a carcajadas.
Comenzó a secarse, de repente la toalla cayo al suelo, se agacho para recogerla, al levantarse se dio cuenta que estaba de espaldas al espejo, la habitación pareció empequeñecer, hubiera gritado, pero probablemente no hubiera proferido sonido alguno, intento armarse de valor diciendo “nada de eso es verdad”, se giró despacio, para verse a si misma, comenzó a girar sin parar de reír.
Estaba desnuda, de espaldas a un espejo, acababa de salir de la ducha y la única luz provenía de una pequeña vela que apenas iluminaba, comenzó a volverse, tenía el pulso desbocado y el corazón a punto de saltar de la boca, aún no se había vuelto cuando a sus oídos llego la primera campanada de la medianoche, se miró al espejo mientras las otras once sonaban, y lo recordó, aquel hombre del sueño era su padre.
En el espejo, solo estaba ella.

jueves, 4 de diciembre de 2008

La Despedida

Estoy algo seco de ideas, así que aprovechare las ideas que tuve en el pasado, espero que disfrutéis con este relato. Salud.

La Despedida



Adiós.
Marcos abrió los ojos de repente, como si una voz dentro de su cabeza se lo hubiera ordenado, aún era de noche, la escasa luz provenía de las farolas de la calle que se filtraban por los agujeros de la persiana, iluminando levemente la habitación, se giró para mirarla, pero no estaba en la cama, cogió el reloj despertador de su mesilla, y los fluorescentes números verdes le indicaron que eran las cuatro de la madrugada, bostezo sin comprender nada, se levanto aún aturdido y lo recordó, por la mañana habían discutido.
********************

La había llamado desde el trabajo, llevaban dos meses preparando aquel fin de semana, irían a Barcelona, a visitar a su hermana y a sus sobrinos, pero el ultimo día los jefes de Marcos le habían pedido que terminara unos informes para el Lunes, lo que significaba tener que trabajar todo el fin de semana y posponer el viaje.
-¿No puedes hacer nada?.- preguntó ella, después de que él le diera la mala noticia.
- Sonia, ¿qué quieres que haga?, es un cliente importante, esa cuenta nos reporta muchos beneficios.- ella soltó un bufido.
- Querrás decir que les reporta muchos beneficios... – aquella entonación era inconfundible, estaba enfadada.
- Lo siento, se que te apetecía mucho ver a tú hermana, pero si sale bien, es posible que ascienda, es mi gran oportunidad.-
- Genial, pero ¿no podían decírtelo antes?.-
- Ha surgido a ultima hora, perdóname, pero ¿qué quieres que haga?...-
- Nada, pero... pero ya tengo hechas las maletas, tenía tantas ganas... –
- Lorena lo entenderá, llámala seguro que... – Marcos no termino la frase, era obvio que para ella era importante ir, no



Entendía porque tenía que quedarse con él, después de todo pasaría todo el fin de semana trabajando y casi ni se verían – oye – comenzó a decir – ¿por qué no vas tú sola?, es tu hermana seguro que tiene ganas de verte, y yo tengo muchas cosas que hacer.-
- Pero, yo quería ir contigo.-
- Lo siento cariño, pero yo no puedo ir, por lo menos este fin de semana, a demás es una tontería que sacrifiques el fin de semana por mi, vete, diviértete, yo estaré bien, no se te olvide dar un beso a tu hermana y a los niños de mi parte...- durante unos instantes pareció que la línea telefónica se hubiera cortado, Marcos estuvo a punto de hablar cuando Sonia dijo.
- Esta bien, iré.- lo siguiente que él escuchó fueron unos pitidos, había colgado sin despedirse siquiera. Marcos miro a su alrededor y dijo
- Adiós, yo también te quiero.- ninguno de sus compañeros levanto la cabeza para mirarlo.
Cuando llego a casa, encontró una nota “la cena esta en el frigorífico, volveré el domingo. Sonia”. La leyó sonriendo, seguía siendo la misma niña de la que se enamoro, aún estaba enfadada ni siquiera se había despedido de él en la nota.
Cenó rápidamente y se puso a trabajar, allí junto al ordenador estaba ella, sonriendo, era una foto antigua, de su primer año de noviazgo, de aquella foto hacía trece años, llevaba unos vaqueros y un jersey rojo, sus verdes ojos brillaban con la ingenuidad de los quince años que tenía, mientras su cabello castaño claro bailaba con el viento, desde el primer día que la conoció, se había enamorado de ella, aunque cada día que pasaba se enamoraba un poco más, era
imposible no quererla. Intentó vanamente trabajar, pero no podía, no tenía ganas, así que decidió acostarse, para levantarse temprano por la mañana y poder continuar con la cabeza ya más despejada.

********************


Eso había pasado antes de que esa extraña sensación lo despertara, se recostó en la cama y pensó en ella, sintió pena al no haberla acompañado, y decidió que al día siguiente iría al centro comercial, para comprarla algo, eso no lo compensaría, pero al menos dejaría de estar enfadada con él. Cerró los ojos mientras pensaba en ella...
Abrió los ojos de inmediato, miró el reloj asustado, al observarlo soltó un bufido.
- ¿Quién hace visitas a las cinco menos cuarto de la madrugada?.-
Se levanto mareado, parecía que hoy no podría dormir del tirón, se calzo las zapatillas de andar por casa y salió de la habitación deseando despertarse y serenarse antes de abrir la puerta, sin saber que lograría uno de sus deseos, pero a costa del segundo.
Al pasar por el salón, se tropezó con un sillón por culpa de la poca luz golpeándose en el dedo meñique del pie izquierdo, ahogo una maldición y golpeo la butaca de piel con el puño, así consiguió despertarse, pero no calmarse.
El timbre volvió a sonar con insistencia y Marcos maldijo para sí mismo al inventor del timbre y a la persona que lo molestaba a esas horas.
- Ya va, ya va... – dijo sin ocultar su enojo.
Caminó cojeando hasta la puerta, sin dejar de gruñir y quejarse, la abrió de sopetón, allí estaba sonriéndole, con aquellos preciosos dientes, que parecían aún más blancos al contraste con sus rojos labios, mientras le miraba con sus dulces ojos verdes.
- Hola.- dijo simplemente y pasó a su lado, entrando en la casa.
- ¿Qué haces aquí?...- preguntó desde la puerta sin creérselo.
- Vaya recibimiento, creía que te pondrías contento.- dijo ella mientras encendía la luz del salón y dejaba su abrigo beige encima del mismo sillón con el que había tropezado su marido.
- Lo estoy, pero te creía en Barcelona, ¿qué ha pasado?... – ella se giro mientras se quitaba el jersey.
- Cambie de opinión – se dio la vuelta y lo miro – además, no me había despedido de ti... ¿no vas ha cerrar la puerta?... –
- ¿Qué? – se dio la vuelta y vio que la puerta aún estaba abierta – ah, si... – la cerró y se acerco a ella.
- ¿Seguro que esta todo bien?.- preguntó de nuevo.
- Que si pesado, tan solo me di cuenta que prefería estar contigo que con mi hermana.- Marcos sonrió.
- Me alegro, pero te vas a aburrir, tengo mucho que hacer.-
- Da igual, al menos estaremos juntos, hace mucho que no tenemos tiempo para nosotros.-
- Es verdad – dijo acariciándose el pie dolorido - ¿dónde esta tú maleta?.- dijo de pronto.
- Esta en el coche.-
- ¿La has dejado en el coche?, voy a subirla... –
- Déjala – dijo mientras se acercaba a él y lo besaba – ya la subiremos mañana, ahora tengo ganas de ir a la cama.- su marido la sonrió, no iba a desobedecerla otra vez.

Comenzaron a amarse como tantas veces habían hecho antes, se entregaba el uno al otro, sin poner reparos en lo que daban de si mismos, bailando una música que solo ellos escuchaban, al principió despacio, pero cada vez más deprisa hasta que fueron compensándose, convirtiéndose en uno solo. Las manos de él se deslizaron por su cuerpo repasando toda su anatomía, mientras
acariciaba su suave piel, ella buscaba su boca, ansiando aquel sabor picante de sus labios.
Se enredaron en las sabanas, mientras cada uno buscaba al otro, pidiendo más de lo que daba, acariciándose, besándose, amándose como nunca se habían amado, durante todo lo que quedaba de noche, mirándose hasta que el sueño pudo con ellos.
La suave luz del amanecer, se deslizaba por la habitación como la caricia de un amante, como las caricias que se había entregado aquella noche, en la cama había dos cuerpos, desnudos entrelazados, tapados levemente por una sabana de bruma.
Ella dormía tranquila, con el pecho subiendo y bajando rítmicamente, tenía el rostro iluminado y una dulce sonrisa tatuada en sus rojos labios, se castaño cabello caía sobre la almohada, él despierto, jugueteaba con su pelo mientras observaba su cuerpo desnudo y olía su aromática piel, mientras imaginaba con que verde amanecerían sus ojos.
La luz seguía creciendo, Marcos sonrió al recordar la noche anterior y como se habían amado sin medida, sin importarles el pasado o el futuro, ni el sol que ahora comenzaba a alzarse templando su piel.
El teléfono comenzó a sonar, y él se giro como despertando de un dulce sueño, se levanto despacio, intentando no despertarla, cuando salía de la habitación escuchó.
- Adiós.-
- No tardare.- dijo él sonriéndola, pero ella se había dado la vuelta.
En el salón, volvió a ver el sillón contra el que se había golpeado, y encima, él abrigo y él jersey de Sonia, descolgó despreocupadamente.
- Si, ¿quién es?... – a la otra persona parecía que le costaba hablar, pero al final dijo.
- Marcos... soy... soy Lorena, ha habido un accidente... – Marcos se giró, su corazón se paró al ver que encima del sillón no había nada.

lunes, 1 de diciembre de 2008

Sirena

Esta poesia la escribi en el 2005 para un concurso, espero que vosotros no seais tan crueles como aquellos jueces.

Sirena


Si tú quisieras,
Te navegaría entera.
Haciendo un mapa de tu cuerpo,
Sin dejar una zona fuera.
Alargando el paso del tiempo

Para saberte toda mía,
Y decirte en voz queda,

Tus ojos la luna clara,
Tu piel, el mar bravío
Que ansía calma,
Tus lunares las estrellas
Por las que suspira mi alma,

Déjame recorrerte buscando
La isla de la calma,

Y si me pierdo no temas,
Me guiare por las estrellas
En tu piel tatuada.
Y si náufrago no llores,
En tu ser muero de buena gana.

Bohemios

Este relato lo escribi hace tiempo, pero me apetecia ponerlo en el salen muchos (no todos) amigos mios y prometo (si os gusta) narrar nuevas aventuras con nuevos y excitantes personajes.

BOHEMIOS

Todos los días, no son iguales, al igual que ninguna persona es igual a otra, podemos ser parecidos, pero siempre habrá algo que los diferencie, eso me pasa a mí con mis amigos, todos tenemos una edad parecida, el más pequeño dieciocho, el mayor veintitrés, yo veintidós, aunque una se escapa con veintisiete, todos somos de Getafe, (salvo la que se escapaba antes que ahora lo vuelve a hacer, ya que es de Fuenlabrada) aunque los tres hermanos de mi grupo de amigos son Argentinos, todos tenemos un futuro algo incierto, una historia de relaciones mas o menos truculentas y alguna espinita clavada, pero eso no es lo que nos diferencia, lo que lo hace, es que, cada uno espera cosas diferentes de la vida.
Estaba en mi casa tirado, sin saber muy bien lo que iba a hacer, cuando sonó el teléfono, miré la pantalla del móvil y leí “Luisito”, sonreí para mí.
- ¿Qué pasa niño?.-
- ¿Qué tal “Dani”?.- Luis o “Luisito”, es de los primeros en llamar, suele tener más ganas de juerga que todos juntos, y la verdad es que contagia su buen rollo a todos los demás.
- Aquí “tirao”, ¿has hablado con estos?.-
- Ya te digo – comenzó a imitar una risa algo histérica, eso es una señal inequívoca de que sus planes se estaban fraguando, una sombra de temor se cruzó por delante de mis ojos – que fiestón nos espera esta noche, he “quedao” con estos a las diez y media en central.- mire el reloj del móvil, porque yo nunca llevo y vi las diez en punto, como siempre me avisaban tarde y como siempre les tocaría esperar.
- ¿Qué vamos a hacer?.-
- Un botellon en el limpio, después ya veremos.-
- Joder, si estamos en Enero, hace un frió que rompe.-
- Va niño, en cuanto tengas un “don Luisito” en las manos se te va “to” el frío, - el “don Luisito”, es una creación de suya, Whisky con coca-cola y bebida energética, para ellos esta de puta madre, pero yo tengo un problema con las bebidas energéticas, llevan taurina, ¿sabes lo que es la taurina?, si no lo sabes y té gustan esas bebidas, no trates de averiguarlo - bueno Dani, te dejo que esto corre mas que Carl Lewis.-
- Ya te digo, luego te veo ciao.-
- Hasta ahora, que fieston.-
Me levante de un saltó y corrí hacía el cuarto de baño, probablemente té sonara raro, pero a mis veintidós años vivo solo, bueno con mi hermano, él porque, es para otro momento, como siempre hago, puse la música, intentando levantar la moral, que últimamente la noto decaída, elegí “los Despistaos”, pronto el baño se lleno de los acordes y comencé a cantar mientras me desvestía.
- ¡Resucito con un par de cojones...! – es una pena que no puedas escucharme, te aseguro, que no canto nada mal.
A las once y media salía de mi casa, con una sonrisa en los labios, llevaba unos vaqueros, unas zapatillas, una camiseta azul de manga larga y encima una de color rojo de manga corta, en la que se ve a un demonio (mejor dicho un bebe demonio, en plan gracioso) agarrándose el paquete, encima una chaqueta, sé que para ser invierno iba muy ligerito, pero es que no soporto entrar a un garito y empezar a desvestirme, para luego volver a vestirme, sin contar que tienes que encontrar un sitio seguro donde dejar las cosas, así que suelo ir así, total en los bares siempre hace mucho calor, y si llevas gafas como yo, sabrás lo incordio que es cuando se te empañan, pero como iba diciendo...
Salí de casa con la sonrisa puesta, (como dice la canción) como de costumbre llegaba tarde, pero tampoco era un problema demasiado grave, el resto llegaba tarde también muy a menudo, así que no me importo demasiado, vivo en la alhondiga, así que estoy bastante cerca de la estación de Getafe Central que es donde siempre solemos quedar, llegue allí ocho minutos después, pobrecitos, sus caras eran poemas.
- Joder tío, ya te vale.- me dijo “Fede”, el mediano de los Argentinos intentándome dar un puñetazo en las costillas.
- Chaval, que esto requiere mucho tiempo.- le dije dándole un abrazo y la mano, allí estaban todos, las dos Isas, una la novia de Fede, la otra la que se salía del limite de edad; María, a la que yo considero mi mejor amiga; Marcos, “Luisito”, “Lozas” y Oscar que estaban bromeando entre ellos; Alejandro, el pequeño de los Argentinos, que abrazaba a su novia Alina y me recibieron con una sonrisa, solo faltaban Julio, que a saber donde estaba metido, probablemente trabajando y Leo, el mayor de los Argentinos, que aún no había regresado de Argentina, donde habían ido para ver a la familia, pero el decidió quedarse un mes mas y no regresa hasta Febrero.
- Bueno, ¿donde vamos?.-
- ¿Has llegado tarde y ya estas con las prisas?.- dijo “Luisito” acercándome la cara.
- Joder, ¿no podéis hacer nada sin mí?.-
- El próximo día no te esperamos.- me dijo la mayor de las Isas.
- Bueno pues no lo hagáis.- le conteste imitando su voz aguda.
- Vamos a comprar algo, ¿no?.- pregunto Alejandro desde atrás.
- Ya va “Ale”. - dijo su hermano.
- ¿Qué tal Dani?, ¿has buscado trabajo?.- me pregunto Alina.
- Bien.- le conteste con una sonrisa.
- ¿Has encontrado trabajo?.- me pregunto Isa desde el brazo de Fede.
- Estamos de fiesta, no hagamos esas preguntas, ¿verdad?.- dije mirando a María, buscando algo de ayuda, ella me miró y negó con la cabeza, la otra Isa, dijo una frase en alemán, que utilizaban muy a menudo, solo para describirme.
- Parásito social.- dijo María traduciendo a su amiga. Los demás comenzaron a reírse.
- Si es que tendrías que encontrar un trabajo.- me dijo Marcos.
- Mira quién me lo dice, el que lleva toda la vida de baja.-
- Eso es verdad.- dijo Oscar.
- Si tío, que te lesionas cada dos por tres.- añadió “Luisito” saltando encima de él, “Ale” aprovecho la ocasión para escabullirse del brazo de Alina y golpear a Marcos en la espalda, el pobre lanzó un quejido.
- Será cabrón, ven aquí pequeñín.- dijo mientras se besaba el puño, intentando poner cara amenazadora, “Ale” salió corriendo seguido de Marcos.
- Bueno – le dije a Alina pasándole el brazo por encima del hombro – yo lo que creo que necesitas, es a alguien mas maduro, no como “Ale”, mayor vamos, moreno, guapo, inteligente, simpático y con gafas... – ella sonrió.
- Quieres dejar a mi cuñada.- dijo “Fede” pasándole el brazo por el otro hombro.
- Claro – me fui directo a su novia y la agarre por la cintura - ¿tú no buscas algo más patrio, más hispánico?.-
- ¿Y vos no busca algo mas Argentino?.- me pregunto “Fede” mientras me cogía por la cintura.
- Pues si.- solté a Isa y nos abrazamos, después caminamos un rato cogidos de la mano.
Mas tarde llegamos a unos chinos, hicimos cuentas en la calle, con cinco euros cada uno, nos dio para dos botellas de whisky, una de ron, dos cartones de vino, cinco coca-colas, unas latas de bebida energética, hielos y vasos de mini, también chicles, que no recuerdo muy bien con que dinero se pago, pero teníamos.
Llegamos a la plaza del limpio, famosa en todo Getafe, sobre las doce y cuarto, pronto comenzamos a servirnos las copas, por supuesto “Luisito”, comenzó a preparar su cóctel y yo separe mi vaso de sus manos, en serio, no soporto ese tipo de bebidas, ni su olor, ni su sabor, ni lo que contiene.
- ¿Qué tal con Yrene?.- me preguntó Alina, yo la mire mientras me llevaba el vaso a la boca, espere un instante, sonreí y bebí.
- Bien, somos amigos.-
- Bueno, terminar así esta bien.- me dijo Isa la pequeña.
- Ya, bueno.-
- Tú tranquilo, que seguro que hoy mojamos.- dijo “Luisito”, mientras preparaba otro de sus “don Luisitos”.
- ¿Qué pasa?.- preguntó Oscar, que ultimamente estaba desaparecido.
- Que Yrene le ha dejado.- le respondio la mayor de las Isas, yo mire a mí alrededor y como siempre me vi rodeado por las chicas, la verdad es que no se como lo hago, pero siempre me he llevado muy bien con ellas, teniendo casi mas amigas que amigos.
- ¿Pero erais novios?.- me preguntó cuando pase a su lado, para ver que estaban hablando ellos.
- La verdad, es que no tengo ni idea, éramos algo, ¿el que?, no te lo puedo decir.-
- Tranquilo, a lo mejor vemos a las amigas de Isa.- dijo Alina, su cuñada la miró y sonrió.
- Si son unas secas.- dijo María.
- Pero de verdad.- dijo Oscar.
- Va, me da igual.-
- ¿Y la Mari Carmen?.- sugirió Alina, yo me giré, porque estaba viendo como Marcos seguía persiguiendo a “Ale” por la plaza.
- ¿Qué memorion?, joder de eso hace un huevo y todavía me lo recuerda.-
- Si, es que me hizo mucha gracia cuando me dijiste: “me ha dicho que tiene agujetas, eso es de cómo la folle”.- escupí algo del whisky con cola que estaba bebiendo y la miré.
- ¿Eso te dije yo?.- ella afirmó con la cabeza.
- Al día siguiente.- mire a todos con los ojos abiertos y sonreí.
- No me acuerdo.-
- Calvo, deja de correr.- dijo “Luisito” metiéndose con Marcos.
- ¿Té estas metiendo conmigo?.- comenzó a decir Marcos imitando a algún tipo duro, lanzó un gritó y le golpeo en la tripa.
- Será cabrón el calvo.- dijo protegiéndose de futuros golpes.
- Si, es el “calvo-rota” la fiesta.- dije.
- Otro.-
- Pobre “Marquitos” siempre os estáis metiendo con él.- dijo la mayor de las Isas, Marcos corrió a su lado y la dio un abrazo.
- Claro, tú no estas cuando me llaman “aguilucho”.- dije poniendo la mano en la cintura de Alina.
- Es que eres un puto “aguilucho”. - dijo María.
- Joder, mira a Isa como defiende a Marcos.-
- Ah, se siente, no seas un “aguilucho” y busca un trabajo.-
- Es que soy un bohemio.-
- ¿Un bohe... qué?.- pregunto “Luisito”.
- Un bohemio, bohemio.- “Lozas” pasó a mi lado y se preparo otro mini.
- Coño “Lozas”, cuéntate algo, que estas muy “callao”, ¿has “currao” hoy?.-
- Ya te digo – decía mientras se preparaba la copa – estoy hasta los cojones.-
- Pues claro, si es lo que yo digo, que si el trabajo dignifica, que trabajen los indignos.- dije, pronto empezamos a separar las conversaciones y como pasaba de vez en cuando yo me quede descolgado de todas, eso pasa por beber tan rápido, tienes que rellenar y no te enteras, con el vaso lleno de nuevo, me acerque donde hablaban los chicos y comencé a escuchar.
- ... entonces, ¿has vuelto con Cristina?.- le preguntó “Lozas” a Marcos.
- Estamos ahí, todavía no esta claro... –
- ¿Qué paso con “La aspiradora”?.- pregunté, los que conocían la historia comenzaron a reírse.
- Joder, vaya una tía “pesá”, no dejo de encontrármela en el “messenger”, no para de preguntar por ti.- dijo “Lozas”.
- No jodas.-
- Si – le respondio “Luisito” – a mí me ha mandado un par de mensajes al móvil preguntando por ti.-
- Joder, valla una tía rallada.-
- ¿De quién habláis?.- pregunto Fede.
- De Marisa.- le dije.
- ¿Quién?.- preguntó de nuevo.
- Si coño – comenzamos a explicarle todos a la vez, al final solo continuo Marcos, a fin de cuentas es su historia – ¿no te acuerdas del día que salimos nosotros y que Dani y su colega “Kike” se presentaron a dos tías?.-
- Si, hostia claro, te enrollaste con una de ellas – Marcos afirmo con la cabeza - ¿con cual?.-
- Con la fea.- dijimos “Luisito”, “Lozas”, Oscar y yo a la vez.
- La tía no estaba mal.- dijo disculpándose Marcos.
- Si es bizca.- dijo “Luisito”.
- ¿Bizca?.- pregunte yo.
- Si, se le notaba un huevo.- me respondió “Lozas”.
- Pues ni me di cuenta.-
- ¿Y a que viene lo de “aspiradora”?.- pregunto Fede, todos los demás nos descojonamos de nuevo, las chicas y “Ale” que estaban a otro rollo se nos quedaron mirando.
- A que me succionaba.- como podéis imaginar, volvimos a descojonarnos.
- ¿Qué pasa?.- preguntó Alina, que ya sabía la historia.
- Nada, que les estoy contando lo de Marisa.-
- Ah, la “succionadora”. -
- Y dale.-
- ¿Pero que... que pasaba?.- preguntó Fede entre risas.
- Nada, que cada vez que me besaba, parecía que me hacía chupetones... –
- Eso es que era una sanguijuela.- dijo Oscar.
- Pues fijo, por que al día siguiente tenía los labios en carne viva.-
- Que “exagerao”. - dijo María.
- Eso es que a la chica le gustabas mucho y es muy apasionada. – dijo la mayor de las Isas.
- Joder, pues podría haberse cortado un... ¡Dani!.-
- ¿Qué?.-
- ¿Cuántos llevas ya?.- mire el vaso que me estaba rellenando y sonreí.
- No sé, ¿dos?.-
- Una leche – dijo Oscar – ese debe de ser tú tercero.-
- Coño, pues eso dos bebidos y el tercero en camino.-
- Joder – dijo “Luisito”- con el “mondregas”. - ese termino lo acuñamos para un conocido que bebe como un condenado.
- Déjame en paz, que mi novia me acaba de dejar, problemas de amor, tengo que beber para olvidar.-
- ¿Pero entonces erais novios?.- preguntó Alina.
- Ni idea.-
- Pero te gustaba.- dijo Isa mientras agarraba a su novio, yo afirme con la cabeza y sonreí.
- Tranquilo, que esta noche ligamos.- dijo “Luisito”.
- Pues como sigamos así, ni nos movemos, que son casi las dos.- dijo Oscar.
- ¿Quieres un poco?.- me pregunto “Luisito”, pasándome su mini, con su cóctel especial.
- No gracias.-
- Venga, pruébalo que esta de puta madre.- como el alcohol, ya iba haciendo mella en mi organismo y como sabía que no me iba a aceptar un no por respuesta, di un trago, la verdad es que no esta nada mal, pero sigo prefiriendo la copa normal.
Un grupo de chicas pasó a nuestro lado, no sé si es porque somos muchos, si es porque vamos muy quemados, por el alcohol o porque estamos de gracias, pero siempre que vemos a chicas pasar, no nos podemos contener, comenzamos a decirlas cosas, no siempre feas, aunque sabemos que ninguna de ellas va a girarse y se va a poner a charlar con nosotros, no lo hacemos con mala intención, en aquel momento se pudieron escuchar cosas simples como: “morenaza”, “vaya culo”, “la del pantalón negro, la del pantalón negro”... y esas cosas, o ya algo mas elaborado como: “¿de que juguetería os escapasteis muñequitas?”, “se té cayo el envoltorio bombón”... y tristemente, se nos escaparon las más fuertes, pero es que te vas creciendo y te creces, y llegas a decir cosas como: “te ponía una naranja en la boca y te chupaba el culo hasta que supiera a fanta” o él celebre “chata, ¿arrejuntamos los meaderos?”, así no es de extrañar que las chicas ya se hubieran marchado y nosotros siguiésemos gritando en medio de la calle.
En cuanto terminamos, rompimos a reír, a carcajada limpia, Oscar negó con la cabeza y dijo.
- Así no nos vamos a comer “na”. -
- Va, si estamos de risa.- le respondió “Lozas”.
- Saca tabaco, ¿no?.- le dijo “Luisito” a Marcos.
- Que saque Dani, que yo acabo de pasar.-
- Alina – dije – recuérdale a tú novio lo que me decías cuando estaba en Argentina, lo de dame más, dame más, no.- “Ale” se acercó a mí y me intentó dar un puñetazo en el hombro, yo me aparte y lo esquive.
- Que era broma.- le dije.
- Lo de que él te daría todo el tabaco que me estabas dando, cuando no estaba también.- dijo la novia del pequeño de los Argentinos.
- Pues vaya.- dije sacando el paquete de Fortuna de mi bolsillo, siete cigarros volaron, yo cogí uno y me lo lleve a la boca.
- El Dani dando tabaco, no me lo puedo creer.- dijo Oscar, yo sonreí, pero en realidad creo que la primera vez que dijeron esa frase tenía gracia, pero es que ahora lo dicen todo el rato.
- Si – dije con el cigarrillo en la boca – el mundo es una montaña rusa, dame fuego.- le dije a “Luisito”. –
- Joder tíos – comenzó a decir Oscar – son casi las tres, vamos a movernos un poco.-
- Mira a Marcos, no para de moverse.- le contesto “Luisito”, Marcos había comenzado a perseguir a “Ale” de nuevo, después de que él pequeño de los Argentinos le robará el cigarro.
- Tío, para de una vez que me estas poniendo malo, con tanto correr.- dije.
- Tú, es ver moverse a alguien y ya te pones malo.- me dijo María.
- No, coño no es eso, pero ¿ves normal que a las tres de la mañana se pongan a correr como unos locos?... joder, ni que se hubieran metido algo en mal estado.-
- Déjale – dijo “Luisito” pasando a mi lado – así tocamos a más.- le sonreí.
- ¡Chicos! – dijo “Fede” acercándose con la mano extendida – nosotros nos vamos.-
- ¿Ya?.- preguntó su hermano, él afirmo con la cabeza.
- Bueno, María y yo también nos vamos, mañana tenemos partido y vamos a ver si dormimos un poco.- dijo la mayor de las Isas.
- Nos estamos quedando cuatro gatos.- dijo “Lozas”.
- Los gatos de siempre.- dije yo.
- Unos gatos muy salidos.- dijo “Luisito”, María nos miró con una cara rara.
- Ya os habéis “rallao” con los putos gatos.- dijo.
- Pues va a ser.- dijo Oscar llevándose el “mini” a la boca.
Nos despedimos de los cuatro, de las dos Isas, de María y de “Fede”, como siempre dijimos el: “Hasta mañana”, nos abrazamos y comenzaron a marcharse.
- No creo que durmáis mucho.- dije mientras se iban, los cuatro se giraron y sonrieron.
- Bueno, ya no queda mucho más alcohol.- dijo Oscar mientras se servía otro “mini”.
- Aún queda vino.- le contestó “Ale”, sacando un cartón.
- Va, yo paso de mezclar.- dijo “Lozas”, Marcos cogió el vino de las manos de “Ale” y se empezó a servir, mientras decía.
- Yo no.-
- Bueno, ahora si que sí, ¿dónde vamos?.- dijo Oscar.
- ¡Eh!, que no he terminado.- decía Marcos con el nuevo “mini” de “calimotxo” en sus manos.
- Bébelo por el camino.- asintió mientras bebía y nos pusimos en marcha.
- ¿Vamos al “¡Ay Candela!”?.- preguntó “Luisito”.
- Vale. – dijimos todos, más o menos al unísono.
Getafe, es una ciudad que se debe conocer extremadamente bien, cada hora es diferente, al igual que cada mes, por lo menos mis amigos y yo, ya hemos pillado el tranquillo a la ciudad, sabemos a que hora debemos ir a cada garito, para encontrarnos con más gente, que por gente se entiende mujeres, sabemos de que van cada uno de los locales de la ciudad, así si queremos más o menos fiesta, no nos equivocamos.
Aquella noche, tal vez por el frío, quizá por los exámenes, cada vez más próximos de la universidad, la ciudad estaba casi desierta y nosotros parecíamos, los únicos lo suficientemente locos o temerarios como para arriesgarnos con ella.
Llegamos al “¡Ay Candela!”, unos minutos después de las tres y media, después de un incidente con el “mini” de Marcos y con su ya probada habilidad, para bañarse con cualquier líquido que bebiera.
La verdad, es que a mi el paseo me sentó genial, ya estaba un poco dañado, y el frío de la noche, me ayudo a despejar las ideas, que aunque no tuviera muchas en aquel momento, siempre viene bien, estar lucido, cuando te das cuenta que te has pasado bebiendo y fumando.
Al entrar en el local, un golpe de aire caliente me golpeo, y como siempre empaño los cristales de mis gafas, me las quite para limpiarlas con mi camiseta y avance a tientas, siguiendo a Marcos.
- ¿Qué, ya estas más contento?.- le dijo “Luisito” a Oscar, mientras se arreglaba la coleta.
- Y tú también cabrón, no digas que no.- él sonrió y asintió con la cabeza, Marcos se me quedo mirando, mientras Alina y “Ale” se besaban.
- ¿Qué té pasa tío?.- le pregunte al fin.
- ¿Te tomas una copa conmigo?.-
- Joder, yo ya no puedo mas... –
- Venga, una a “pachas”. -
- No se... – “Lozas” llegó sonriendo.
- Me he encontrado con una amiga, esta noche hay tema.-
- Joder que cabrón - dijo “Luisito” – ¿y no tiene amigas?.-
- Si, ahora os las presento... ¿nadie quiere tomarse una copa a medias conmigo?. – miré a Marcos al que se ilumino la cara y con una amplia sonrisa lo abrazó y que te pegue un abrazó un tío de casi un metro ochenta y siete impone.
- Yo me la tomo contigo, ¿“pa” que están los amigos?. – sonreí, mientras los cuatro se acercaban a la barra para pedir.
- Dani, esa chica no deja de mirarte.- me dijo Alina, yo me giré y miré donde me indicaba, allí estaba una chica preciosa, de pelo negro y ojos marrones que me sonrió al mirarla.
- La tienes en el bote tío, ves a por ella. – yo la sonreí y miré a “Ale” que acababa de decirme algo, pero no lo había escuchado.
- ¿Qué?.-
- Digo, que la tienes en el bote, que vayas a por ella. – yo negué con la cabeza.
- ¿Por?.-
- No me apetece.-
- Deja de pensar en Yrene, tampoco llevabais tanto... –
- No, pero esa no es la cuestión, es que no me apetece.-
- Bueno.-
- Vente Dani – comenzó a decir “Lozas” que había regresado – que os presentó a mis amigas.-
- Voy.- dije lanzando una ultima mirada a la chica de pelo negro.
- Nosotros nos vamos.- dijo “Ale”.
- ¿Ya?, pero si no son ni las cuatro.- dije.
- Ya, pero “Ali” tiene que estudiar.- dijo el pequeño de los Argentinos.
- Bueno niño como quieras.- le di la mano y un abrazo, que repetí con su novia, pero añadiendo dos besos.
- ¿Os vais?. – preguntó Marcos.
- Si.- dijo “Ale”, se un abrazaron, el resto empezó a despedirse de la pareja, así nos quedamos los cinco solteros solos nuevamente, como sucede siempre que salimos.
Ellos se alejaban, mientras “Lozas” nos guiaba hacía una esquina, donde esperaban cuatro chicas, no había que ser muy listo, para saber que o bien uno de nosotros se iba a quedar solo, o bien una de ellas iba a ser extremadamente afortunada, volví la cabeza para mirar a la chica de pelo negro y la vi hablando con un chico, sonreí para mi, la vida nunca espera a nadie.
- Chicos, estas son Laura, – que es bastante bonita, pero también el lío de “Lozas” – “Almu”, - a la que “Luisito” acabó llamando doña Rogelia, por su extraordinario parecido nasal – Lorena – una morenaza de armas tomar, pero con una cara de guarra, que no podía con ella – y Esther – una chica guapa, de ojos azules y pelo rubio – estos son Marcos, Oscar, “Luisito” y Dani. – nos besamos al saludarnos y comenzamos a bromear, por supuesto “Lozas” y “Almu”, permanecieron bastante ausentes, salvo para decir alguna cosa.
Porque habíamos bebido y porque no somos sacos sin fondo, tuvimos que ir al baño, así que cuando Marcos pregunto: “¿viene alguien al baño?”, todos nos apuntamos.
- Joder que pedo llevo.- dijo Marcos mientras pasaba al retrete.
- La Lorena esta buena, ¿verdad?.- dijo “Luisito” mientras meábamos.
- Si, pero tiene una cara de golfa.- dije.
- Bueno, mejor “pa” mi.-
- Eso sí.-
- Vale, pues yo me quedo con la Esther.- dijo Oscar.
- Tócate los huevos ahora, Marcos y yo, nos tenemos que pelear por la fea.-
- Paso, la fea “pa” ti – comenzó a decir mientras salía del retrete – yo me piro, que me ha mandado un mensaje Cris, me voy para “Tac”. -
- Hala, ya me toca la fea.-
- Entonces, ¿te vas?. – le pregunto “Luisito”.
- Sí. –
- Bueno, dame la mano ¿no?. – dijo al ver que se iba sin despedirse.
- Si claro, pero lávatelas antes, que paso de tocar pollas.-
- Joder, que exquisito. –
- No me seas cerdo. – dijo Oscar.
- Oye, vamos a salir ya que estas tías van a empezar a pensar mal.- les dije.
- Sí, que solo nos faltaba eso.- añadió Oscar saliendo por la puerta.
Cuando salimos del baño, las chicas estaban hablando con unos tíos, “Lozas” nos miró con cara de póker mientras se daba el lote con “Almu”.
- Joder – nos dijo – anda que no habéis “tardao”. –
- El “Chola” – que es como llamamos cariñosamente a Marcos – se va.- dijo “Luisito”. –
- ¿Te vas?.-
- Sí, he “quedao” con Cristina. –
- Pues “ná” niño, cuídate, nos vemos mañana. – dijo “Lozas” separándose de “Almu” y dando un abrazó a Marcos.
- Vale, hasta mañana. – se dio la vuelta para marcharse, yo lo paré en ese momento.
- Oír, ¿y si nos vamos nosotros también al “Tac”, que son casi las cinco y ya estará lleno? .- dije.
- Si – comenzó a decir Oscar – porque aquí no hacemos “ná”. –
- Oye “Lozas” – comenzó a decir “Luisito” – que nos vamos todos al “Tac”, ¿qué haces?.-
- ¿Os vais? – lanzó una mirada a las amigas de su chica y las vio tonteando con los tíos que se habían presentado, cuando nosotros estabamos en el baño – bueno, yo me quedo, ya nos vemos mañana ¿no?.-
- Claro. – dijo Oscar.
- Mañana mas y mejor. – se despidió “Luisito”.
- Ciao “Lozas”. –
- Hasta mañana. – me dijo.
Salimos nuevamente al frío de la calle, después de despedirnos del rollo de “Lozas” y de las amigas de esta, y después de que Oscar y “Luisito” se vistieran, los jerseys, las chaquetas y las bufandas, demasiada ropa para mi gusto, así no se esta cómodo, claro que tampoco pasas el frío que paso yo, pero bueno.
En la puerta nos encontramos con unos amigos, estuvimos hablando un rato, hasta que Marcos por la prisa que tenía y yo por el frío decidimos terminar la conversación, Getafe será una ciudad grande con más de ciento sesenta mil habitantes, pero cuando llevas toda la vida viviendo aquí, conoces a todo el mundo, bueno, a todo el mundo que se mueve por los mismos ambientes.
Así llegamos al “Tac” cuando faltaban unos minutos para las cinco, en la puerta nos encontramos a Cristina, yo rezaba para poder entrar y por enésima vez, mi tolerancia al frío se demostraba menor que mi comodidad, así decidí no volver a salir tan ligero, por lo menos en invierno.
- Hola – dijo “Cris” dando un beso en la boca a Marcos – que frío ¿no?.-
- Sí – dije saludándola con dos besos en las mejillas - ¿entramos?. –
- La verdad es que ya nos íbamos. – dijo con una sonrisa, mientras señalaba a sus amigos.
- Ah.- dije helándome de frío.
- ¿Qué vas a hacer?. – me preguntó Marcos.
- Me meteré dentro y esperaré a estos. –
- Pueden tardar un huevo, ya sabes como son cuando se lían a hablar. –
- Ya, da igual, ¿tú te vas?. – él asintió.
- Acompañaré a Cristina y me iré a casa, he bebido demasiado.-
- Como todos.- le dije sonriendo.
- Bueno, pues nos vemos mañana.-
- Vale. – nos despedimos con un abrazó.
- Ciao Marcos.-
- Adiós Dani.- me dijo Cristina.
- Ciao.- la dije mientras me despedía de ella de la misma manera que la había saludado.
Los miré alejarse, mientras me planteaba mis opciones, por una parte, podía bajar las escaleras del garito y estaría caliente, pero solo; por otra, podía darme la vuelta y estar con “Luisito” y con Oscar, helándome de frío, en ese momento supe que podía prescindir de mis amigos unos instantes, pero no del calor.
Baje las escaleras del local, mientras la música comenzaba a colarse en mis oídos, tenía tanto frío que no sentía mis dedos y el calor del bar no me había afectado aún al cuerpo, pero si a mis gafas que se llenaron de vaho por segunda vez en la noche, me las quite y las limpie con la camiseta, en ese momento me sonó el móvil.
- ¿Qué pasa “Luisito”, donde estáis?.- dije tapándome un oído e intentando gritar por encima de la música para que me escuchara.-
- Estoy al lado del “Ay Candela”, en él “In Blue”, que nos hemos encontrado con Rocío y con Romina, y nos estamos tomando algo, ¿estáis en el “Tac”?. –
- Sí, pero Marcos se ha marchado con Cristina, estoy solo. –
- Pues vente aquí... – me quede unos instantes pensando, pero al final dije.
- No, déjalo... me voy a casa, pasarlo bien, nos vemos mañana. –
- ¿Seguro?. –
- Sí tío, no pasa nada, hace mucho frío y hay que dormir calentito. –
- Que cabrón. –
- Ya.-
- Bueno niño, nos vemos mañana. –
- Ciao niño. –
Colgué y miré a mí alrededor, estaba solo y no hacía nada en aquel garito, así que mire la pantalla de mi móvil y vi que eran las cinco y diez, sonreí para mí, no era una mala hora para irse a la cama, subí las escaleras, armándome de valor par enfrentarme al frío de la noche.
Las calles parecían más animadas, la gente comenzaba a salir de todos los pub, discotecas y garitos en general, y se dirigían hacía el “Tac”, que era uno de los que más tarde cerraban, metí las manos en los bolsillos de la chaqueta y bufé de frío.
Tenía la cabeza llena de ideas, de todo lo que había sucedido aquella noche, que era tan parecida a otras muchas, pero a la vez tan diferente a las demás, me detuve y saqué el paquete de tabaco, me llevé un cigarro a la boca y lo encendí, una idea no dejaba de darme vueltas a la cabeza, pero no sabía si hacerlo o no, al final saque el móvil y comencé a buscar en la agenda, cuando iba a llamar, sonó, sonreí y lo cogí.
- El resto ya lo conoces.- dijo Daniel, tendido desnudo en una cama, mientras jugueteaba con el rizado cabello castaño de una chica que lo abrazaba desnuda, ella se incorporó con una amplía sonrisa.
- Pues si que has hecho cosas hoy.-
- Ya sabes, uno se lía y se lía... – ella lo besó tiernamente en los labios.
- Hay una cosa que no entiendo. –
- Dime.-
- ¿Qué era eso a lo que no dejabas de darle vueltas?.-
- ¿A que va ser? – dijo con una sonrisa – a llamarte, no podía dejar de pensar en ti Yrene.- y la besó en los labios.